10/12/10

Sociedad, política, latrocinio, justicia y Estado: las democracias contemporáneas.

Llamamos adiestramiento a la educación que reciben los cerditos. Hay cerditos que deciden abandonar esa domesticación, ya sea por pasar más horas tirados con sus colegas cerditos en el barro, o porque deciden entregarse a trabajos simples y carentes de responsabilidad en la misma. La falta de conocimientos y obligaciones los vuelve ignorantes, salvajes y prescindibles para la piara.
¿Y si un cerdito comete un acto inapropiado hacia otro(s) cerdito(s) u  de la piara? Para eso los cerditos gobernantes crean leyes en el cerdo-congreso ,(donde se reúnen para hacer “oink” todos a la vez, compitiendo por ver quien lo hace más estruendosamente, entre otras cosas) para penalizar a esos cerditos. Pero no es su única función; también gestionan los tributos que pagan los cerditos y deciden como invertirlos para mejorar la vida de la piara, como puede ser construir guarr-hospitales para los cerditos, por si se hacen daño o están enfermos, o también para crear áreas de esparcimiento, como pueda ser una nueva pocilga, una nueva dehesa para que se tumben en la sombra todos juntos cual familia feliz, o una biblio-cerdo, donde podrán leer novelas gorrinas.
Volvamos al caso de antes: ¿Y si un cerdito comete un acto inapropiado hacia otro(s) cerdito(s) de la piara? Ahora, concretemos: ¿y si un cerdito gobernante decide que, ya que por sus pezuñitas pasa el dinero de la piara, por qué no aprovechar y coger un poco? Al fin y al cabo, nadie se enteraría… Además, ese cerdito gobernante tiene una familia que mantener, ¿acaso vamos a impedirla que vivan mejor que el resto de la piara? ¡Jamás!.
Cuando se descubre que un cerdito gobernante ha robado dinero público, -y por tanto, ha incumplido una ley aprobada en el cerdo-congreso- tiene que ser juzgado por un porco-tribunal. Ese porco-tribunal está compuesto por jueces cerditos que, para llegar hasta ahí, han tenido que ser muy adiestrados, por lo que damos por hecho que están preparados para juzgar a los malechores con imparcialidad.
Supongamos que, por problemas burocráticos-cerdiles, los cerditos sabios no llegan a juzgar al cerdito gobernante. Toda la piara está al tanto de las infracciones cometidas por ese cerdito, pero (y aquí está el problema) en la piara abundan los cerditos que no han llegado a completar su adiestramiento, es decir, cerditos ignorantes, que deciden apoyar, a pesar de las fechorías, al cerdito gobernante ladrón, porque “¿quién no ha robado alguna vez? oink oink”.
¿Qué ocurre entonces?, (recordemos que los cerditos gobernantes son elegidos por votación) pues que el cerdito gobernante será reelegido. Y así sucesivamente. Y seguirá robando. Y no aportará bienestar a la piara. Pero seguirá en su cargo. Y será reelegido. Pero no, no todos los cerditos de la piara son unos ignorantes. Los hay muy conscientes de la situación, de que el (moderado) bienestar que poseían comienza a desaparecer. Pero son muy pocos. Cada día son menos. Y comienzan a pensar que la célebre frase “la piara no es tonta” no es correcta, pues es estúpida. Muy estúpida.


......................................................................................................................................................................................

En los próximos días haré una entrada dando ciertas aclaraciones sobre esta.

2 comentarios:

  1. (donde se reúnen para hacer “oink” todos a la vez)
    Muy buena querido :)

    ResponderEliminar
  2. Oink! Me lo he pasado en grande leyendo las desventuras de estos entrañables porcociudadanos. Gracias.

    ResponderEliminar