17/8/12
Dos-Cien-Nada.
Cincuenta búfalos sobrevuelan la ciudad
en busca de comida.
Cincuenta sombras crecen entre los árboles,
hábilmente, sin ser descubiertas por nadie excepto ella,
la libélula.
La libélula con un veinticinco pintado a pulso
en cada sien
no sabe ni leer ni escribir,
pero sí contar,
y cuenta el paso de los cincuenta días
guardando luto
por cada búfalo agonizante.
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