Estás sola
y las paredes siguen siendo
blancas
y las grietas siguen
ahí, inmunes.
Mi piel suda,
tu piel se quiebra
con el paso del viento
con ritmo
y estallas en nuestro
pecho, blanco.
En pie,
al frente de batalla.
Un enemigo,
dos,
tres.
Otro enemigo,
cinco,
seis.
Insuficientes.
No para ti.
.
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