16/1/12

No pude llorar. Y me arrepiento.

Mi bisabuela era la menor de ocho hermanos de una familia católica de campesinos puertorriqueños.
Mi bisabuela comenzó a trabajar cuando era pequeña para pagar los estudios de sus hermanos. Era prestamista.
Mi bisabuela se mudó con 12 años a Nueva York, sola, porque quería optar a algo más.
Mi bisabuela abrió un restaurante en Downtown con más o menos veinte años y, como muchos otros, pagaba comisión a la mafia.
Mi bisabuela trató con la mafia porque abrieron otro restaurante en el local de al lado. El dueño se negó a pagar un porcentaje a mi bisabuela. La mafia quemó el restaurante.
Mi bisabuela se convirtió al judaísmo para casarse con el hombre al que quería.
Mi bisabuela era prestamista.
Mi bisabuela murió el cuatro de marzo de 2007, y su apartamento en la onceava avenida con la calle cincuenta y cuatro, en Manhattan, quedó vacío. Cuando mi padre, mi hermano y yo llegamos a Nueva York para ir al funeral, mi abuela dijo que fuéramos a casa de mi bisabuela y nos quedáramos con lo que quisiéramos. Cualquier cosa.
Mi bisabuela tenía una habitación en la que, cuando era pequeño, podía entrar, pero no tocar. Había un armario de madera y la parte delantera de cristal lleno de fotografías, símbolos religiosos y papeles. No podía tocarlo. En el salón había peluches de monos. Mi hermano, mi padre y yo llamábamos a mi bisabuela 'abuelita del mono'.
Mi bisabuela contrato años antes de morir a un hombre para que, cuando muriese, destrozase el armario. Cuando llegamos a su casa, lo primero que hice fue entrar en la habitación. El armario estaba completamente destruido. La habitación era un desastre. Había cheques sin cobrar en el suelo por valor de 6.000 dólares. También de 9.000 dólares. Era prestamista. Me quedé con un rosario de Jerusalén y un cáliz.
Mi bisabuela decía que la nieve era una buena señal, que sería un buen día, que todo iría bien. Nunca se me olvidará el funeral. Su funeral.
En el velatorio repartieron una tarjeta con un poema. Este poema:

‘Grieve not…
not speak of me
with tears…
but laugh
and talk of me
as though I were
beside you.
I loved you so…
‘twas Heaven
Here with you’.


La noche antes del entierro hacía tanto frío en Nueva York que los ríos que rodean Manhattan se congelaron.
Mi bisabuela recibió un funeral católico.


Mi bisabuela fue enterrada a las afueras de Nueva York. Ese día nevó.

Mi bisabuela se llamaba Myrta.



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