Poseo el amargo y añejo recuerdo
de verte postrada en una cama de hospital.
Tan mayor, tan sabia.
En aquel sanatorio,
desde tu habitación,
contemplábamos Nueva York.
Una ciudad que te vio vivir
y morir.
Recuerdo tus miradas
llenas de pena y dolor.
Pedías la salvación.
Querías abandonar el sufrimiento,
Su frío abrazo.
Marcharte.
Te dominaba el pavor,
mas supiste controlarlo.
Atrás dejarlo.
Exhalaste tu último suspiro,
y marchaste , feliz,
como habías vivido.
Una sonrisa en tu cara,
felicidad en mi corazón.
Ella.
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