Pasando por la Gran vía y el Espolón
dos prostitutas me han ofrecido por 6.000
el aparcamiento o el olvido de las penas.
Me entrego distante a la observación
de sus desmantelados cuerpos,
aunque sé que no voy a comprar
ninguno de sus hollados labios.
Observo cómo la muerte ha derramado
su
esperma cristalino sobre ellas.
La comisura blanquecina es la cana de la carne.
Les ha salido un cáncer (que avanza)
entre los muslos y ellas sonríen.
Aun así la manada de vientos aúlla
y golpea mi cara como en un desafío.
Elimina el calor del viento secamente,
miro de nuevo y echo a andar
no olvido los pechos redondeados
con la lengua de la vecindad.
Me cruzo en el retorno algunas monjas,
algunos borrachos, policías y algún niño:
todos buscan que plantemos una amapola:
en la memoria de sus carnes.
Están tosiendo polvo.
.............................................................................
> De
La traición en los colores, Logroño, Nausícaa, 2001.
> Puta Poesía (Ferran Fernández [Ed.])