Que bailen las nubes al son del viento. Nosotros ya tenemos leyes y políticos danzarines al son del dinero. ¿Y a nosotros? ¿Qué nos mueve? El viento no, desde luego. Nuestra tristeza pesa demasiado. ¿Qué? ¿Quién ha hablado? ¡Callaos, cerdos!
A mi me mueve el metro, el autobús, y la RENFE, sobre todo la RENFE. Estoy enamorado del transporte público. ¡Que os calléis he dicho!
Voy acumulando libros en la cómoda. Hay uno de ellos que me hace soñar más que el resto: el catálogo de IKEA.
De mayor quiero tener una mesa de mármol de Makrana. ¡No! Mejor una mesa de cristal, de esas que los niños rompen de pequeños.
Realmente no se lo que quiero, ni a quien quiero, ni cuanto lo quiero.
Quiero a las palabras. No, las amo.